Cosmopercepción Anahuaca

Texto extraído del libro “Cosmopercepción Anahuaca: El Resurgir de Anahuac”, presentado por Tlacatzin Stivalet, Ma. Isabel Quevedo Plasencia y Mariano Leyva Dominguez.

Quienes vivimos en el presente hemos constatado una creciente tendencia a lo que podría llamarse una cultura planetaria. A esto han contribuido grandemente los medios masivos de comunicación: periódicos, radio, televisión y, sobre todo, la internet. A lo largo de todas las horas de cada día recibimos informacion de toda clase, sobre todo tipo de temas y sobre cualquier país. Además de todo lo relativo a los espectáculos, nos enteramos principalmente de los problemas que existen en diferentes lugares. Paulatinamente se nos vuelven familiares rostros y maneras de vivir que se percibían muy lejanas hasta hace poco.

Los espectáculos nos ayudan a olvidamos de nuestros problemas diarios, aunque al enterarnos de la inmensa cantidad de problemas existentes en prácticamente todos los países del planeta empezamos a tomar conciencia de nuestros propios problemas como país. Podría decirse que cada uno de nosotros se ha vuelto consciente de lo que ocurre no únicamente a los demás habitantes de nuestro país sino también de lo que ocurre a los demás seres humanos. Continuamente presenciamos cómo grupos de ciudadanos de diferentes países toman la calle para protestar o para derrocar gobiernos: que de inmediato son reemplazados por nuevos funcionarios.

Cada uno de nosotros siente la impotencia de no poder ayudar a quienes en Somalia, en Biafra o en Bangladesh, mueren de hambre. Nuestro espíritu de justicia nos impulsa a buscar soluciones, nuestro sentido de realidad nos hace ver nuestra limitada capacidad de acción. Además de nuestra impotencia para salvar de la muerte a quienes padecen hambre, nos angustiamos ante las noticias de una creciente deforestación del planeta, de una creciente contaminación del aire, de los ríos, lagos, mares y océanos.

Quienes estamos más preocupados por una creciente concientización de la problemática actual de la humanidad nos sentimos más angustiados aún al descubrir que la filosofía de moda actualmente, el posmodernismo, plantea la ausencia de proyectos históricos. Esto representa que no se avizore ninguna opción válida para resolver una problemática mundial marcada por la agudización en todos los países del Planeta de los problemas sociales, de los problemas políticos, de los problemas económicos, de los problemas familiares y de los problemas educativos.

Es un poco, toda proporción guardada, como si los seres humanos hubiésemos llegado a un callejón sin salida. Es como si los seres humanos nos hubiéramos quedado sin saber qué hacer: negando nuestra esencia de Homo sapiens sapiens. A menos que quienes formamos la presente generación de seres humanos encontremos un nuevo proyecto histórico, rompiendo lo que se llama posmodernismo, la especie animal de la cual formamos parte está condenada a ser una especie fósil: como es el caso de los dinosaurios.

Este es nuestro aquí, este es nuestro ahora. Al igual que los demás seres humanos, nosotros tenemos tanto el derecho cuanto la responsabilidad de buscar un puente al futuro.

La realidad infinita, la conceptualización humana.

Los seres humanos de todos los tiempos, desde que hace 100,000 años terminó el proceso evolutivo biológico que nos dio la identidad como Homo sapiens sapiens, hemos enfrentado una misma realidad. Esta realidad nos ubica, por un lado, como seres minúsculos al compararnos con el universo que se manifiesta en el vacío infinito. En el otro extremo, nos ubica como seres gigantescos al compararnos con las entidades que llamamos partículas subatómicas.

Desde hace 40,000 años los seres humanos hemos tratado de comprender esta realidad infinita y continua de la cual formamos parte. Las primeras culturas humanas, aparecidas hace apenas unos 6,000 años, se construyeron siempre alrededor de una explicación de una realidad que desde siempre nos intriga y nos causa desconcierto, en particular cuando no se ajusta a nuestras interpretaciones y nos hace fracasar en nuestros intentos de manejarla. Desde siempre, cada ser humano busca comprender la realidad para conducir su vida de manera armoniosa, es decir, vivir sin problemas.

Por no haberse conservado ningún registro al respecto, desconocemos qué es lo que pensaron los seres humanos que vivieron entre el momento de haberse definido biológicamente el Homo sapiens sapiens y el umbral de las primeras grandes civilizaciones, esto es, desconocemos lo ocurrido durante 34,000 años del acontecer humano. No obstante, podemos pensar que muchos de esos antepasados de los actuales seres humanos trataron de comprender la realidad en que desarrollaba su vivir cotidiano. Con el fin de vivir cada vez mejor, poco a poco los primeros seres humanos fueron arrancando secretos de la realidad en que vivían.

Paulatinamente, aquellos primeros seres humanos fueron abstrayendo esa realidad, es decir, fueron considerando aisladamente partes de la realidad infinita. Así fueron creando imágenes mentales que les permitieron comprender en parte la realidad infinita. Esas imágenes mentales de la realidad fueron compartidas con otros seres humanos, con lo cual se logró que la abstracción de lo existente y de los fenómenos que manifiesta lo existente, fuera mejorada al incluir nuevas opiniones. Este enriquecimiento de las imágenes mentales abstractas permitió a cada grupo humano una mejor explicación de lo que ocurría a su alrededor.

El interés común de los seres humanos de todos los tiempos pareciera haberse centrado en “medir” la realidad para “regular su vivir”, lo que es lo mismo, tratar de modelar esa realidad para modularla. El ser humano trata de conocer la realidad infinita para adecuarla a sus deseos de bienestar, es decir, trata de conocer los secretos de esa realidad para vivir crecientemente mejor. Al abstraer de la realidad conceptos que sistematiza, el ser humano trata de vivir mejor, lo cual sólo puede ser logrado si se mantiene en armonía con esa realidad infinita que lo determina en todo momento. Cada uno de estos conceptos abstraídos de la realidad es, en estricto sentido, un módulo o modelo de una totalidad infinita, una medición humana de parte de esa totalidad infinita de la cual formamos parte.

Las imágenes abstractas derivadas por los seres humanos de la realidad no solamente permitieron vivir mejor a quien primero las concibió, sino que pasaron a ser patrimonio común de un grupo de seres humanos. Al convertirse en patrimonio común, todos los dueños de ese patrimonio común contribuyeron a sistematizar estas imágenes arrancadas de la realidad, o sea, a integrar las imágenes abstraídas de la realidad cotidiana de todos, en un conjunto de principios de acción que contribuyeron a enriquecer el conocimiento y la acción de ese grupo humano.

Los hombres de todos los tiempos hemos enfrentado una realidad dual: el espacio y el tiempo, que parecen fundirse en una misma categoría. No podemos tomar conciencia del espacio sin apoyo del tiempo ni podemos tomar conciencia del tiempo sin apoyarnos en el espacio. Los primeros seres humanos que crearon las bases de nuestra sabiduría actual también enfrentaron esta realidad dual. Paulatinamente se fueron categorizando dos tipos de modelos: los fundamentalmente espaciales y los fundamentalmente temporales. Esto significa que las imágenes abstractas derivadas de la realidad podían ser o bien modelos que definían relaciones entre lo existente o bien modelos que definían los cambios a lo existente.

Cabe detenerse a analizar estos dos tipos de modelos. En primer lugar, los modelos espaciales, los que definen relaciones entre entidades, son los que llevan a lo que se llama conocimiento. La acumulación de conocimientos es lo que en la actualidad se llama Ciencia. En segundo lugar, los modelos temporales, o cíclicos, son los que llevan a la acción, al hacer. En nuestros días esto es lo que se conoce como Tecnología, que no es otra cosa que el “saber cómo”. En realidad se puede decir que los seres humanos de todos los tiempos hemos usado tanto el “saber por qué” y el “saber cómo” para lograr un creciente bienestar de nuestro cuerpo, de nuestra especie, de nuestra mente, de nuestra sexualidad y de nuestra psique.

Se puede afirmar, en consecuencia, que es esta conceptualización de lo que ocurre en alguna parte de la realidad infinita lo que permite la acción humana, lo que permite el bienestar humano. Al comprender parte de la realidad a través de un modelo es como se puede actuar. Entre más modelos de la realidad maneje cada uno de nosotros mejor preparado estará para actuar. Entre más propio sea el conocimiento mayor será la aptitud de cada quien para buscar nuestro bienestar. No son los modelos espaciales y temporales en sí los que logran el bienestar, sino el dominio que cada uno de nosotros logre lo que nos capacita para obtener nuestro bienestar y el bienestar de nuestros seres queridos.

Los seres humanos de las primeras comunidades de la antigüedad empezaron poco a poco a descubrir la relación entre los alimentos y las plantas que las producían y la relación de las fuerzas de la naturaleza con esta producción. Descubrieron que para que las semillas se convirtieran en plantas y posteriormente en alimento era necesaria la armoniosa interacción de cuatro elementos de la realidad infinita: la tierra, la lluvia, el sol y el aire. Es decir, descubrieron la relación espacial entre las fuerzas de la naturaleza y su propio bienestar. Esto es en última instancia, un modelo espacial, ya que permite establecer una relación entre diferentes entidades de la realidad infinita.

Como complemento de este modelo espacial, los primeros seres humanos, al comprender los fenómenos climáticos como un fenómeno repetitivo, empezaron a elaborar modelos cíclicos de la realidad apoyados en los ciclos de diferentes cuerpos celestes, estas imágenes abstractas de la realidad dual es lo que actualmente recibe el nombre de calendario. Algunos de estos modelos temporales se basaron en los ciclos lunares, otros en ciclos solares y en ciclos venusinos. Este sistema de división del tiempo permitió programar oportunamente la siembra de semillas para que el crecimiento y la cosecha de alimentos contaran con el apoyo del clima.

Al pasar el tiempo, los hombres han acumulado muchos de estos modelos de la realidad. Cada civilización está caracterizada por un conjunto de modelos de la realidad que son compartidos por todos los seres humanos que están integrados a esa cultura en particular. Al considerar únicamente los calendarios, podemos constatar que, además del anahuaca, existen muchos: el chino, el judío, el romano de Julio César, el católico de Gregorio Xlll, el mahometano, etc. Cada cultura de las que han aparecido a lo largo de la vida de la humanidad comparte un patrimonio común de modelos de la realidad que determinan su comportamiento ético, su comportamiento político, su comportamiento económico, su comportamiento familiar y su comportamiento educativo.

Los modelos, las categorías.

Este mismo proceso de abstracción para conceptualizar y sistematizar modelos sigue ocurriendo hasta el presente. En la actualidad, se dice frecuentemente que todos los seres humanos hemos avanzado hacia una cultura planetaria. Esto significa, en estricto sentido, que la cantidad de modelos de la realidad de que dispone cada ser humano es el total de lo que cada una de las culturas ha creado particularmente. En realidad, muchos de nosotros apenas estamos enterándonos de la existencia de algunos pueblos, por lo cual no podemos decir que estamos en posesión absoluta de los modelos de la realidad creados por esos pueblos, mucho menos estamos en posiblidad de decidir si esos modelos nos serán de utilidad, o no, para un creciente bienestar.

Es bien cierto que la ciencia moderna ha permitido un avance notable en el proceso de modelar la realidad para modular nuestro comportamiento. Las diferentes disciplinas científicas han permitido arrancar a la realidad infinita más y más secretos, que permiten a los seres humanos estar en aptitud de hacer cada vez más cosas dentro de esa realidad. No obstante este creciente patrimonio de modelos de la realidad infinita, muchos seres humanos del presente distamos mucho de sentirnos satisfechos de nuestro vivir actual. Continuamente vemos problemas de todo tipo irrumpir en nuestro vivir cotidiano: problemas de tipo social, problemas de tipo político, problemas de tipo económico, problemas de tipo familiar y problemas de tipo educativo. Pareciera como si todos los modelos que hemos desarrollado los seres humanos no fuesen suficientes para lograr cada uno de nosotros un vivir cotidiano armonioso.

Esto afecta a todos los seres humanos del presente. Al no existir soluciones permanentes a esta conflictiva realidad, es válido que aquí y ahora hagamos un nuevo esfuerzo de abstracción y sistematización de modelos de la realidad a fin de encontrar aquellos modelos que nos permitan un vivir cotidiano más armonioso para todos y cada uno de los seres humanos. Lo primero que podría hacerse es elaborar un listado o catálogo de los principales problemas que manifiesta actualmente el vivir humano y cuál sería la solución deseable para esos problemas.

En la selección de los problemas es donde parece estar el meollo del asunto: la cantidad de problemas sería prácticamente interminable. La sistematización de todos los problemas del presente bien podría permitirnos encontrar un nuevo conjunto de modelos que nos hagan vivir en creciente armonía. Ante la innumerable cantidad de problemas que padecemos los actuales seres humanos, no parece ser la búsqueda cuantitativa la estrategia más recomendable. La otra estrategia posible es la búsqueda cualitativa.

Cualitativamente, el principal problema que vivimos los seres humanos del presente, tanto en México cuanto en el resto de los países, parece ser el de un comportamiento no apegado a la ética. La falta de respeto a la vida, la falta de respeto a la verdad, la falta de respeto a lo ajeno, la falta de respeto a lo débil y la falta de respeto a lo armonioso, parecen ser la característica humana más notable del presente. Lo menos que puede decirse de esto es que los seres humanos del presente carecemos de valores sagrados; es decir, no tenemos principios éticos que respetemos cada momento de cada día. Las faltas al respeto a principios éticos es tan frecuente que hace pensar en una profunda crisis de valía, cada día nos sentimos menos valiosos.

Muchos seres humanos del presente nos sentimos como un pañuelo desechable, o como un envase no retornable. Bien puede decirse que la humanidad actual vive en el imperio de lo efímero. Cada uno de nosotros vive un presente que no tiene valor, esto hace que no respetemos valores, que no exista nada sagrado para nadie. Lo primero que se vuelve evidente es que las religiones del presente van siendo menos significativas entre las personas, y quienes militan en alguna religión, generalmente lo hacen como una costumbre. Muchos de los seres humanos del presente vive sin religión alguna. Es decir, LA MAYORÍA DE LOS SERES HUMANOS DEL PRESENTE CARECE DE UN MODELO DE LA REALIDAD QUE LE IMPULSE A APEGARSE A UN COMPORTAMIENTO ÉTICO ESTRICTO.

También desde el punto de vista cualitativo, otro tipo de problemas cotidianos de los seres humanos del presente parece ser el económico. Si se analiza lo ocurrido a lo largo de los últimos cien años se puede constatar la AUSENCIA DE MODELOS ECONÓMICOS con validez universal. Puede verse cómo los últimos cien años han estado caracterizados por una lucha violenta entre los defensores de diferentes modelos del manejo de la economía. Los defensores de la ética como regidora de la actividad económica han tratado de imponer su idea a quienes son partidarios de un comportamiento no ético en las actividades económicas y viceversa.

Al parecer los que están triunfando son quienes no respetan ninguna ética. Los sobornos para lograr ventas millonarias por un lado y la publicidad de productos innecesarios, o francamente dañinos, por el otro, hacen evidente que los modelos de la realidad usados actualmente para la actividad económica disten mucho de ser calificados como satisfactorios. En particular para quienes viven en lo que se ha dado en llamar pobreza extrema. En el presente, si algo parece haberse ya globalizado es la crisis económica. En el presente se manifiesta un creciente desempleo y una creciente construcción de fábricas que no se hacen funcionar al 100 por ciento de su capacidad por la falta de compra de sus productos: los seres humanos de todo el planeta cada vez disponemos de menos dinero para comprar.

Los problemas de tipo político son de todos los días. Si consideramos lo ocurrido desde hace doscientos años, a partir la Revolución Francesa, podemos constatar que los seres humanos vivimos en UN PROFUNDO VACÍO DE MODELOS POLÍTICOS SATISFACTORIOS PARA TODOS. Las luchas que han ocurrido a lo largo de los últimos doscientos años han buscado, al parecer infructuosamente, un modelo político que funcione satisfactoriamente para todos los seres humanos. En México hemos podido observar no solamente luchas armadas (la de Independencia y la Revolución), sino que estamos observando un creciente abstencionismo en jornadas de elecciones, unido a un enfrentamiento cada vez más fuerte, vulgar y frecuente entre quienes militan políticamente como adversarios.

En medio de todos estos problemas, las nuevas generaciones reciben una educación muy caótica, muy errática, muy poco fundamentada. El imperio de lo efímero parece manifestarse plenamente en la educación, es evidente la AUSENCIA DE UN MODELO EDUCATIVO SATISFACTORIO. Los maestros enseñan sin convicción y los alumnos aparentan aprender. La gran maestra del presente parece ser la televisión. Esa ventana del exterior que existe en casi todos los hogares parece ser la que está responsabilizada de educar a los niños, a los jóvenes, a los adultos y a los ancianos en la cultura de consumir y desechar. Todos somos como un apéndice consumidor de espectáculos y de articules innecesarios y hasta de artículos francamente dañinos para nuestra salud.

Las palabras, los conceptos.

Este es un espacio sobre COSMOPERCEPCION ANAHUACA. En primer lugar cabe tener presente que en español la palabra COSMOS se refiere al ‘conjunto de las cosas creadas’, teniendo en cuenta de que la cultura española asimiló el pensamiento judío de que todo lo existente fue creado de la nada por una entidad extracósmica que en hebreo recibe el nombre de Jehová o Yahvé y en español de Dios. En la actualidad la palabra cosmos se usa también para referirse al ‘espacio intersideral’.

Esta palabra procede del griego kósmos, a través del latín cosmos, que tiene el significado de ‘mundo, el universo’, aunque propiamente esta palabra griega tiene el significado de ‘orden, estructura’ o de ‘adorno, compostura’. La palabra española cosmético procede de este significado. En realidad, la palabra cosmos suele utilizarse como sinónimo de mundo y como sinónimo de Universo, inclusive se usa como sinónimo de Naturaleza.

La palabra MUNDO tiene diferentes acepciones: ‘conjunto de cuanto existe’, ‘[la] Tierra’, ‘Planeta’, ‘continente’, ‘género humano’, ‘sociedad humana’, entre otros más. La palabra UNIVERSO se refiere principalmente a: ‘conjunto de las cosas existentes’, ‘el mundo’, ‘medio en que uno vive’. La palabra NATURALEZA proviene etimológicamente del latín natura, derivada de natus ‘nacido’, participio de nasci ‘nacer’. La palabra latina natura viene a equivaler en castellano a ‘nacimiento’, ‘manera de ser’, ‘lo natural, la naturaleza’.

La palabra nahua equivalente a naturaleza es yeliztli, este sustantivo puede hacerse equivaler en castellano a ‘estado’, ‘naturaleza’, ‘esencia de una cosa’. Al parecer, esta palabra está emparentada con el impersonal del verbo ca ‘ser, estar’ que es: yeloa ‘se es, se está’. En este caso, la palabra yeliztli vendría a tener el significado de ‘acción de ser, acción de estar’. La locución yuhqui yeliztli, que significaría literalmente ‘así se es, así se está’, tiene el sentido equivalente a decir en castellano ‘natural’, ‘naturaleza’. Cuando se dice noyeliz ‘mi ser, mi estar’ se está significando ‘mi naturaleza, mi propia manera de ser’, cuando se generaliza a teyeliz se está significando ‘estado propio de cada ser viviente’.

Esto plantea una diferencia conceptual muy importante entre la palabra yeliztli y su equivalente en castellano. La palabra nahua se refiere a LO QUE ES, LO QUE ESTÁ, en tanto que la palabra española significa LO QUE NACE. Esta diferencia hace que yeliztli tenga una carga semántica de EXISTENCIA y la palabra naturaleza tenga una carga semántica de CRIATURAS. Esta diferencia semántica marca una diferencia vivencial.

Quien habla nahua se identifica con la totalidad infinita y quien habla castellano se siente producto de esa totalidad infinita: criatura de la realidad infinita pero no parte de ella. Esta diferencia hace que quienes hablan nahua se sienten parte integral del medio ambiente y que quienes hablan español consideran al medio ambiente como una entidad separada: como un entorno de sí mismos. Esto hace que la manera de vivir la realidad sea diferente cuando se habla castellano a cuando se habla nahua.

Es decir, la realidad es la misma para todos los seres humanos pero la vivimos de acuerdo a los modelos que ha desarrollado la cultura en la cual fuimos educados, lo cual significa que vivimos la realidad de acuerdo a nuestra percepción de esta realidad. La palabra PERCEPCIÓN es ‘la acción de percibir’, palabra que procede de latín percipere ‘percibir, sentir’, aunque con mayor propiedad significa ‘apoderarse [de algo]’, ya que se deriva de capere ‘coger’. De aquí que la palabra COSMOPERCEPCION venga a ser lo equivalente a ‘la acción de sentir todo lo existente’, que es una manera de ‘apoderarse conceptualmente de todo lo existente’, o ‘captar la esencia de la estructura de la realidad infinita de la cual formamos parte’.

El adjetivo ANAHUACA se refiere a lo surgido en lo que actualmente es el territorio nacional de los Estados Unidos Mexicanos. Este adjetivo se refiere especialmente a los pobladores y a la cultura surgida hace milenios es el territorio que actualmente poblamos nosotros, los mexicanos. Lo anahuaca es todo aquello que es autóctono, que es surgido de la propia tierra. La palabra ‘autóctono’ proviene del griego, y está formada por autos ‘misma’ y khthon ‘tierra’. Las cultura autóctona, o anahuaca, es la que forjaron los olmecas, los mayas, los zapotecas, los mixtecas, los totonacas, los teotihuacanas, los toltecas, los texcocanos y los mexitin, entre otros muchos.

La COSMOPERCEPCIÓN ANAHUACA viene a significar, en esencia, ‘la acción de sentir vivencialmente la esencia de la realidad infinita de la cual formamos parte los seres humanos’. Los pobladores de la antigua Anáhuac no manejaban mentalmente los modelos de la realidad, los sentían, los vivían como parte de sí mismos. Esto hace que para ellos no fueran algo abstracto, algo separado de la realidad. Los antiguos anahuacas, por así decirlo, se fundían armoniosamente en esa realidad sintiéndola con su corazón.

Esta cultura autóctona, esta Cosmopercepción Anahuaca, es nuestra herencia, es nuestro legado, es lo que nos corresponde a los actuales anahuacas conservar, es nuestro más valioso tesoro.

In yuhcatiliztli, in toltecayotl.

Para comprender mejor la Cosmopercepción Anahuaca, es conveniente detallar los conceptos de cultura y civilización desde la perspectiva anahuaca. Para esto es conveniente analizar semánticamente las palabras yuhcatiliztli y toltecayotl. La primera de estas dos palabras se deriva del advervio yuh, que viene a significar algo equivalente a la palabra castellana ‘así’. Esto es muy importante porque marca claramente la característica esencialmente vivencial de la cultura anahuaca. Cuando se dice yuh ca noyeliz ‘así es mi existir’, equivale a decir en castellano ‘así acostumbro’, ‘tal es mi manera de ser’; al decir yuh ca noyollo ‘así es mi corazón’, viene a ser lo mismo que cuando en español se dice ‘así pienso’ o ‘estoy seguro’; yuh tlacatiliztli ‘así nacer’ equivale en castellano a ‘condición natural’ o ‘inclinación natural’.

Existen diferentes derivados de esta palabra/ la primera que debe mencionarse es yuhqui, que puede tener no únicamente la función gramatical de adverbio sino también de adjetivo, lo que es lo mismo, tiene características vivenciales pero también existenciales. El significado en castellano de yuhqui es: ‘así’, ‘de esta manera’, ‘tal’, ‘semejante’. Cuando se dice zan ye niyuhqui ‘sólo ya yo [soy] así’, es como decir en castellano ‘yo soy así’, ‘tal es mi naturaleza’, zan no yuhqui o zan ye no yuhqui equivale a ‘eso mismo’, ‘ni más ni menos’, zan huel yuhqui ‘sólo muy así’, significa en español ‘parecido’ ‘semejante’.

Otros derivados de esta palabra son: yuhcayotl ‘forma’, yuhcatla ‘lugar desierto’, yuhcatlayotl ‘Vacío’, yuhcatlatiliztli ‘desnudez’, yuhyotica ‘naturalmente’, yuhquiyotl ‘estado natural [de algo]’, yuhquiz ‘natural’, yuhti ‘ser originalmente’, yuhticahua ‘volver una cosa a su estado original’. Todas estas acepciones permiten ubicar adecuadamente el significado de yuhcatilizli como ‘la acción de existir de un modo característico’. Esto puede ser equivalente al concepto moderno de cultura, específicamente en su acepción de ‘conjunto de estructuras sociales, económicas, políticas, familiares y educativas, y de manifestaciones tecnológicas, científicas y humanísticas que caracterizan a un conjunto de seres humanos’.

Cabe recordar que la palabra española CU LTURA aparece en castellano en el año 1515 de la cuenta europea. Se derivó de la palabra latina colere que significa ‘cultivar’, ‘cuidar’, ‘practicar’, ‘honrar’, en su forma de cultus que viene a significar ‘acción de cultivar o practicar algo’. Esto hace que es castellano la palabra cultura tenga la carga semántica de ‘lo que se cultiva’, ‘lo que se cuida’, ‘lo que se practica’, ‘lo que se honra’. Esto viene a ser lo mismo que la manera de ser de un grupo humano, por lo cual existe equivalencia de significado entre yuhcatiliztli y cultura.

En cuanto a la segunda de estas palabras, toltecayotl, lo primero que se debe decir es que procede de la palabra toltecatl. En castellano, toltecayotl equivale a decir ‘toltequidad’, es decir, ‘la esencia de toltecatl’. En cuanto a la palabra toltecatl, debe tenerse presente que tiene dos acepciones importantes: ‘artesano’ y ‘habitante de ciudad’. Ambos significados se derivan de la palabra tollin ‘tule’, que es ‘una planta con hojas largas, rectas, verticales y flexibles, y con infloración cilíndrica de color casi negro; que crece junto a donde existe agua en reposo’. Estas plantas siempre pueden ser vistas rodeando las zanjas en las orillas de carreteras y caminos y en cualquier encharcamiento permanente.

En su acepción de ‘artesano’, la palabra toltecatl es del mismo tipo que amantecatl, ya que ambas pasan a significar genéricamente ‘artesano’. El toltecatl era originalmente el que trabajaba con tule haciendo petates y el amantecatl, el que trabajaba con plumas de aves para hacer diferentes objetos: penachos, tilmas, adornos. Ambos artesanos tienen la característica de usar su ingenio para hacer objetos no únicamente útiles al ser humano sino que encierra la connotación de hacer cosas hermosas. Esto hizo que toltecatl llegara a tener el significado de ‘maestro’, ‘obrero hábil’, ‘artista’. En este contento TOLTECAYOTL viene a tener un significado de ‘maestría en la ejecución del ingenio humano para realizar cosas útiles y hermosas’.

La otra acepción, ‘habitante de ciudad’, proviene también de la palabra tollin ‘tule’. La palabra tollan puede ser traducida como ‘tular’, ‘entre tules’. Para entender cómo tollan llega a tener el significado de ‘ciudad’ es preciso tener presente que el difrasismo nahua in atl, in tepetl ‘el agua, el monte’ expresa la idea de ‘poblado’ y de ‘ciudad’. Es más, se llega a crear una nueva palabra que conjunta ambas y que conserva este significado: altepetl. Cuando se quiere remarcar que se trata de un asentamiento humano de gran tamaño, o ciudad, se dice en nahua huei altepetl ‘gran poblado’. La palabra tollan viene a significar justamente huei altepetl.

Antes de continuar, vale la pena señalar que existe memoria de grandes huei altepetl que existieron en la antigua Anáhuac. En las narraciones en lengua nahua se habla de Tollan Teotihuacan, de Tollan Cholollan (actualmente Cholula), de Tollan Xicocotitlan (la actual Tula), de Tollan Culhuacan. Al habitante de una tollan se le aplica el gentilicio toltecatl, al conjunto de habitantes se les llama toltecah y a lo relativo al ‘gran poblado’ se le llama toltecayotl. En este sentido TOLTECAYOTL viene a tener una connotación de “ciudadanidad”, esto es como decir ‘todo lo relativo a quienes habitan en una ciudad’.

En los relatos en lengua nahua se dice que en la antigua Anáhuac la toltecayotl abarcaba todo aquello que el ser humano crea para una armoniosa vida en ciudad: urbanismo, calendario, escritura, centros educativos, conocimiento de las eras humanas, el origen del hombre, las artesanías. En este sentido se tiene un significado equivalente al concepto moderno de CIVILIZACIÓN, palabra española que significa etimológicamente ‘acción de civilizar’ y que tiene una carga semántica que se refiere al ‘conjunto de caracteres propios del avance humano manifiesto en la vida moral, económica, política, intelectual, artística y educativa de un país o una sociedad’. A su vez, la palabra civilizar fue derivada del latín civitas ‘ciudad’, palabra derivada de civis ‘ciudadano’. Por esto mismo puede decirse que existe una equivalencia de significado entre toltecayotl y civilización.

Nuestro vivir futuro, nuestro dilema presente

Si pensamos un poco en lo que se ha dado en llamar “globalización” o “cultura planetaria”, podremos constatar en qué medida aplican las palabras que acabamos analizar. Lo primero que se puede decir que existe una gran universalización de la economía y quizás también pueda hablarse de una gran universalización de ciertos modelo políticos, pero que en realidad no puede hablarse de una gran universalización de los valores éticos, ni de los valores familiares, ni de los valores educativos. Esto podría explicarse porque, en principio, la educación la recibimos en el hogar y esta educación consiste en hacer nuestros los principios éticos o valores morales de nuestros padres.

Para pensar en una verdadera civilización universal es muy importante llevar a cabo una rediscución de los valores éticos, una rediscusión de los principios morales que sustentan nuestro diario vivir. Nuestro dilema personal como seres humanos no es otro que elegir aquellos modelos de la realidad que son más acordes con nuestra personal manera de pensar o, mejor aún, con nuestra manera de sentir. Hay que considerar que nuestro interés como seres humanos del presente es encontrar un puente sólido hacia la pervivencia de nuestra especie.

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