Ze Tecpatl Tonalpohualli

Ze Tecpatl ‘uno pedernal’

Inicio: 18:43 del sábado 11 de febrero de 2017. Fin: 18:43 del viernes 24 de febrero de 2017.

Tlacatzin Stivalet Corral

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Amoxtli Huitzilopochtli – Ze Tecpatl (Códice Borbónico Lám.10).

Es la primera «casa» del décimo trecenario, ze tecpatl ‘uno pedernal’, cuyos ilhuicapohtzitzintin ‘idénticos celestes’ de este son Tonatiuh ‘va calentando’, el Sol, y Mictlantecuihtli ‘protector de entre los muertos’, y simboliza el trabajo nocturno del Sol, desde que se oculta en la tierra al ponerse hasta que emerge al ilhuitl ‘retorno’ siguiente por el oriente. Este machiyotl ‘signo’ pertenece al mictlanpa ‘hacia entre difunto’, el norte, el rumbo de Tezcatl ipoca ‘espejo su humear’, nuestra conciencia ética, manifestación madura de nuestra identidad «yo cuerpo», de nuestro «instinto de espacio». Al inicio de la trecena, en la antigua Anáhuac, se ofrendaba a Huitzilopochtli ‘zurdo colibrizado’ y a Camaxtli, nombre que los tlaxcaltecas dieron a Tlatlauhqui Tezcatl ipoca ‘su humear rojo del espejo’. Durante todo este ilhuitl ‘retorno’, se tendían al Sol, sobre mantas, muchas mantas ricas; se decía que era para ofrendarlas al Sol, también llamado Huitzilopochtli. También se ofrendaban flores de muchas clases. En la antigua Anáhuac, durante el quinto «sol» tolteca, todas las casas de este signo eran consideradas prósperas. Esta prosperidad es consecuencia del trabajo nocturno, esto abre la posibilidad de sueños reveladores de nuestra tarea cotidiana de armonizarnos con nuestro entorno, que es nuestra primera responsabilidad cósmica como centro del universo en el inicio del tiempo.

Primera Casa: ze tecpatl ‘uno pedernal’

Inicio: 18:43 del sábado 11 de febrero de 2017. Fin: 18:43 del domingo 12 de febrero de 2017.

ð El numeral ze ‘uno’ tiene doble identidad de fuego, como acompañante diurno se nos presenta Xiuhtecuihtli Tletl ‘fuego protector de hierba’, lo cual nos da intuición del tiempo para fortalecer aquello que nace, como acompañante nocturno nos llega la identidad de Huehueteötl ‘pupila antigua’, lo cual renueva nuestra capacidad de propiciar lo que inicia. El ave presente es nexhuitzilin ‘colibrí cenizo’.

ð El retorno tecpatl ‘pedernal’ pertenece al mictlanpa ‘hacia entre difunto’, el norte, el rumbo del color yayauhqui ‘ennegrecido’, el rumbo de Tezcatl ipoca ‘espejo su esplender’, nuestra conciencia ética, manifestación de nuestro instinto de espacio, de nuestra identidad «yo cuerpo», que madura entre los seis y los doce años para autoexigirnos una comportamiento que fortalezca lo vivo, que fortalezca lo cierto, que fortalezca lo ajeno, que fortalezca lo débil y que fortalezca lo armonioso. Es rumbo masculino, lo que que nos hace ser audaces, arrojados, intrépidos, resueltos. Por ser tecpatl ‘pedernal’, somos muy dados a examinar cuidadosamente los asuntos que nos ocupan, a hacer luz sobre ellos, a descubrir su esencia. Por también ser Chalchiuhtotolin ‘guajolota de jade’ somos dados al autosacrificio, a esforzarnos más allá de nuestras fuerzas, a vencernos a nosotros mismos, para trascendernos.

ð La dualidad ze tecpatl ‘uno pedernal’ nos hace ser iniciadores de proyectos muy razonados, muy observadores de los asuntos que nos ocupan para arrojar luz sobre su esencia, lo cual abona en su éxito futuro. Esta primera «casa» nos hace asumir como identidad nocturna a Huehueteötl ‘pupila antigua’, con lo cual se renueva nuestra fuerza generadora de inicio.

Ü síntesis: este ilhuitl ‘retorno’ ze tecpatl ‘uno pedernal’ nos imbuye un ímpetu de iniciación, de lucidez para descubrir los detalles finos de los proyectos para garantizar su éxito.

Segunda Casa: ome quiyahuitl ‘dos pedernal’

Inicio: 18:43 del domingo 12 de febrero de 2017. Fin: 18:43 del lunes 13 de febrero de 2017.

ð El numeral ome ‘dos’ llega con la identidad diurna de Tlaltecuihtli ‘protector terreno’, la fuerza cósmica de nuestro planeta, lo cual nos da una gran fuerza protectora de quienes nos rodean, también llega con la identidad nocturna de Itztli ‘obsidiana’, con esto se renueva nuestra capacidad de cortar d cuajo con lo que no encaja en nuestros principios éticos. El ave presente es el quetzalhuitzilin ‘colibrí verdeazul’.

ð El retorno quiyahuitl ‘lluvia’ llega con el zihuahtlanpa ‘hacia entre mujeres’, el poniente, el rumbo del color tlatlauhqui ‘enrojecido’, el rumbo de Xipeh Totec ‘dueño de sexo, nuestro protector’, nuestro instinto de placer, nuestra identidad «yo eros», que madura entre los 24 y los 30 años de edad para generar nuestra «nupcialidad», potente fuerza genética que nos impele a unirnos permanentemente con alguien de sexo complementario para disfrutar cotidianamente de manera péntica: con la vista, con el oído, con el olfato, con el tacto y con el gusto. También nos impele a proteger a los más jóvens. Es un rumbo femenino, con lo que sentimos una gran disposición para hacer propias las propuestas de otros y darles vida autónoma. Por ser quiyahuitl ‘lluvia’ somos muy cambiantes, del carácter amable podemos cambiar a un gran enojo y volver a ser apacibles, siempre propiciando fortalecimiento. Por también ser Tonatiuh ‘va irradiando’, el sol, generamos una gran protección hacia quienes conviven con nosotros.

ð La dualidad ome quiyahuitl ‘dos lluvia’ nos hace ser protectores y nutrientes de quienes nos rodean, ya que somos doblemente Tonatiuh ‘va irradiando’, el sol, tanto por el trecenario cuanto por el ilhuitl ‘retorno día noche’. En la segunda «casa» nos llega la identidad nocturna de Itztli ‘obsidiana’, de esta manera se refuerza la renovación de nuestra capacidad para cortar con lo que se aparta de lo ético.

Ü síntesis: en el ilhuitl ‘retorno’ ome quiyahuitl ‘dos lluvia’ nos surge una gran fuerza protectora que perciben quienes nos rodean, también propiciamos que expresen con palabras su sentir y su pensar.

Tercera Casa: yei xöchitl ‘tres flor’

Inicio: 18:43 del lunes 13 de febrero de 2017. Fin: 18:43 del martes 14 de febrero de 2017.

ð El numeral yei ‘tres’ tiene como identidad diurna a Chalchiuhtlicue ‘esmeralda su falda’, el agua que corre horizontalmente mientras se autopurifica, lo cual nos renueva éticamente mientras realizamos nuestras tareas diarias. Como indentidad nocturna se presenta Piltzintecuihtli ‘protector hijo precioso’, el sol naciente, con lo cual se renueva nuestro potencial de influir en los demás para que descubran su entorno, tal como hace el sol naciente cada mañana. Como ave se presenta cuixin ‘milano’.

ð El retorno xöchitl ‘flor’ pertenece al huitztlanpa ‘hacia entre espina’, el sur, el rumbo del color xoxouqui ‘azul cielo’, el rumbo de Huitzilopochtli ‘zurdo colibrizado’, nuestro instinto de tiempo, nuestra identidad «yo mente», que madura entre los 18 y los 24 años de edad para transformarse en nuestra «impetridad», ese potente instinto que nos permite manejar la secuencia de los tiempos para lograr aquello que nuestro corazón se ha propuesto. Es rumbo maculino, lo cual nos hace ser audaces, iniciadores, impetuosos. Por ser xöchitl ‘flor’ sentimos deseos de coronar exitosamente aquello que está en curso, de culminarlo. Por también ser Xöchiquetzalli ‘preciosidad florida’ nos interesa que lo que hacemos sea estético, armonioso.

ð La dualidad yei quiyahuitl ‘tres flor’ nos aporta la fuerza autorrenovadora que nos lleva a culminar hermosamente aquello en lo que estamos involucrados, a completar exitosamente nuestras tareas. Esta tercera «casa» nos trae la identidad nocturna de Piltzinteötl ‘pupila hijo precioso’, el sol naciente, con lo cual se renueva nuestra capacidad de inspìrar a los demás para que descubran la belleza de su entorno.

Ü síntesis: en este ilhuitl ‘retorno’ yei xöchitl ‘tres flor’ nos da fuerza para automejorarnos éticamente, lo que nos permite la iniciativa para completar hermosamente nuestras tareas cotidianas.

Quinta Casa: macuilli ehecatl ‘cinco viento’

Inicio: 18:43 del miércoles 15 de febrero de 2017. Fin: 18:43 del jueves 16 de febrero de 2017.

ð El numeral macuilli ‘cinco’ llega con la identidad diurna de Tlazolteötl ‘fuerza armonizante de basura’, lo que nos hace sentir deseos de renovarnos éticamente, para transformar nuestros principios éticos ya desgastados y revitalizarlos. Como identidad nocturna nos llega ser Mictlantecuihtli ‘protector de entre difuntos’, lo que renueva nuestro potencial de protección de nuestro patrimonio cultural. El ave presente es cacalotl ‘cuervo’.

ð El retorno ehecatl ‘viento’ pertenece al mictlanpa ‘hacia entre difunto’, el norte, el rumbo del color yayauhqui ‘ennegrecido’, el rumbo de Tezcatl ipoca ‘espejo su humear’, nuestro instinto de espacio, nuestra identidad «yo cuerpo», que madura entre los seis y los doce años para generar nuestra conciencia ética, esa fuerza instintiva que nos impele a fortalecer: lo vivo, lo cierto, lo ajeno, lo débil y lo armonioso. Es rumbo masculino, lo cual nos hace ser impetuosos, audaces, emprendedores. Por ser ehecatl ‘viento’ somos muy adaptables, muy inquietos, siempre ayudando a los demás a cumplir con su tarea cotidiana. Por también ser Quetzalcohuatl ‘gemelo precioso’, somos muy solidarios con quienes nos rodean, siempre apoyando a otros.

ð La dualidad macuilli ehecatl ‘cinco viento’ nos impele a renovarnos éticamente, a restaurar nuestros principios éticos ya desgastados, con lo cual nos solidarizamos con los demás para ayudarlos a completar sus tareas diarias. En esta quinta «casa» asumimos la identidad nocturna de Mictlantecuihtli ‘protector de entre difuno’, de esta manera se renueva nuestra aptitud para asumir nuestra identidad cultural ancestral, posiblemente ocurran sueños reveladores.

Ü síntesis: en este ilhuitl ‘retorno’ macuilli ehecatl ‘cinco viento’ nos hace renovar nuestros principios éticos, lo que nos hace ser solidarios con los demás, colaboradores para completar sus tareas.

Sexta Casa: chicoaze calli ‘seis casa’

Inicio: 18:43 del jueves 16 de febrero de 2017. Fin: 18:43 del viernes 17 de febrero de 2017.

ð El numeral chicoaze ‘seis’ llega con la identidad diurna de Mictlantecuihtli ‘protector de entre difunto’, lo cual nos hace asumir nuestra identidad cultural ancestral, la que heredamos de los antiguos anahuacas, para protegerla. Como identidad nocturna llega Chalchiuhtlicue ‘esmeralda su falda’, la fuerza renovadora del agua horizontal, que nace pura de las montañas y se autopurifica mientras fluye al mar. Como ave está presente itzchicuahtli ‘lechuza obsidiana’.

ð El retorno calli ‘casa’ pertenece al zihuahtlanpa ‘hacia entre mujeres’, el poniente, el rumbo del color tlatlauhqui ‘enrojecido’, rumbo de Xipeh Totec ‘dueño de sexo, nuestro protector’, nuestro instinto de placer, nuestra identidad «yo eros», que madura entre los 24 y los 30 años para generar nuestra «nupcialidad», la potente fuerza instintiva que nos impele a establecer un vínculo permanente con alguien de sexo complementario para disfrutar cotidianamente de lo que percibimos con la vista, con el oído, con el olfato, con el tacto y con el gusto, también nos inspira proteger a quienes son más jóvenes. que nosotros. Es rumbo femenino, que nos hace receptivos, siempre dispuestos a acoger lo que viene de otros, para hacerlo propio, para darle fuerza, para darle autonomía. Por ser calli ‘casa’ somos muy hogareños, muy dados al arreglo de nuestro cuerpo, de nuestra casa. Por también ser Tepeyollohtli ‘corazón de montaña’ somos muy dados a la introspección, para descubrir nuestro sentir profundo, nuestra verdad interna, respecto a los asuntos en curso.

ð La dualidad chicoaze calli ‘seis casa’ nos hace fortalecer nuestra identidad cultural autóctona, a cuidar del arreglo de nuestro cuerpo, de nuestra casa, de nuestro entorno, a reflexionar sobre lo que nos ocurre para descubrir nuestro verdadero sentir, nuestra verdad interna. En esta sexta «casa» nos llega la identidad nocturna Chalchiuhtlicue ‘esmeralda su falda’, esto hace que renovemos nuestra capacidad de limpiar nuestros principios éticos.

Ü síntesis: el ilhuitl ‘retorno’ chicoaze calli ‘seis casa’ nos hace apegarnos a nuestra identidad cultural, a nuestro cuerpo, a nuestra casa, a introspeccionar nuestro ser interno, para descubrir nuestra verdad.

Séptima Casa: chicome cuetzpalli ‘siete lagarto’

Inicio: 18:43 del viernes 17 de febrero de 2017. Fin: 18:43 del sábado 18 de febrero de 2017.

ð El numeral chicome ‘siete’ trae como acompañante diurno a Zenteötl ‘fuerza armonizante que unifica’, lo cual nos hace inspirar en quienes nos rodean un espíritu de pertenencia colectiva que los hace acercarse a los demás para realizar tareas colectivas. Como acompañante nocturno se presenta Tlazolteötl ‘fuerza armonizante de la basura’, lo cual renueva nuestra capacidad de autopurificación ética. El volante presente es tizapapalotl ‘mariposa blanca’.

ð El retorno cuetzpalli ‘lagarto’ es del huitztlanpa ‘hacia entre espina’, el sur, el rumbo del color xoxouhqui ‘azul celeste’, el rumbo de Huitzilopochtli ‘zurdo colibrizado’, nuestro instinto de tiempo, nuestra identidad «yo mente», que madura entre los 28 y los 24 años de edad para manifestarse como nuestra «impetridad», la potente fuerza electromagnética que nos permite un oportuno manejo de los tiempos para lograr aquello que deseamos de corazón. Es rumbo masculino, lo que se manifiesta en cada uno de nosotros como un fuerte impulso a la acción, al logro de nuestros propósitos. Por ser cuetzpalin ‘lagarto’, somos muy sosegados, se nos facilita todo aquello que tiene que ver con nuestro trabajo profesional, como si las cosas que deseamos nos llegaran sin esfuerzo. Por también ser Huehuecoyotl ‘coyote anciano’ somos muy dados a disfrutar nuestra sensualidad, a manifestar nuestro instinto de placer, lo cual incluye nuestra sexualidad.

ð La dualidad chicome cuetzpalin ‘siete lagarto’ nos invade con una energía muy sutil pero muy potente que irradia hacia los demás un deseo de unidad, de acercamiento, lo cual facilita nuestras tareas vocacionales, así, nos nace el deseo de disfrutar sensualmente. En esta séptima «casa» nos llega como identidad nocturna Tlazolteötl ‘fuerza armonizante de la basura’, con esto se renueva nuestro potencial de automejoramiento ético.

Ü síntesis: este ilhuitl ‘retorno’ chicome cuetzpalli ‘siete lagarto’ nos trae mucha fuerza interna que inspira unidad en quienes nos rodean, facilitando nuestra tarea cotidiana, y permitiéndonos disfrutar.

Octava Casa: chicoyei cohuatl ‘ocho serpiente’

Inicio: 18:43 del sábado 18 de febrero de 2017. Fin: 18:43 del domingo 19 de febrero de 2017.

ð El numeral chicoyei ‘ocho’ aparece con la identidad diurna de Tlaloc ‘licor fecundante de la tierra’, lo cual nos hace influir en quienes nos rodean para que expresen con palabras, escritas o habladas, aquello que siente su corazón o que piensa su mente. Como identidad nocturna nos llega Tepeyollohtli ‘corazón de montaña’, con lo cual se renueva nuestra aptitud de introspección, nuestra capacidad de descubrir nuestros deseos más profundos ante las circunstancias que se nos presentan día con día. Como ave se presenta itzcuauhtli ‘águila obsidiana’, el emblema patrio tanto de Anáhuac cuanto de México.

ð El retorno cohuatl ‘serpiente’ es del tlahuilcopa ‘hacia el lugar de la luz’, el oriente, el rumbo del color cozauhqui ‘amarillo dorado’, el rumbo de Quetzalcohuatl ‘gemelo verdeazul’, nuestro instinto de pervivencia, nuestra identidad «yo género», que madura entre los 12 y los 18 años para hacerse nuestra «gemelidad», la potente fuerza electromagnética que nos genera un sentimiento de pertenencia colectiva que nos acerca para tomar las mejores decisiones políticas. Por ser rumbo femenino nos invade un deseo de complacer a los demás, de aceptar gustosamente sus propuestas, para hacerlas propias, para darles fuerza, para hacerlas autónomas. Por ser cohuatl ‘serpiente’ somos dados a cambiar, a dejar lo viejo, lo caduco, como hace la serpiente con la piel vieja, mostramos mucha cautela en nuestros asuntos, no avanzamos directamente hacia lo que queremos, damos rodeos, cuando estamos cerca mostramos gran decisión, cuando ya podemos dar un golpe certero. Por también ser Chalchiuhtlicue ‘esmeralda su falda’ y Chalchiuhtonal ‘esmeralda su energía’ mostramos una gran fuerza electromagnética que irradiamos hacia otros facilitando nuestro vivir.

ð La dualidad chicoyei cohuatl ‘ocho serpiente’ nos hace irradiar confianza hacia los demás, lo cual facilita el logro de nuestra tarea diaria, propiciando la renovación externa, cambiando nuestra apariencia. Esta octava «casa» nos trae la identidad nocturna a Tepeyollohtli ‘corazón de montaña’, de esta manera se renueva nuestro potencial de descubrir nuestro sentir profundo: nuestra verdad.

Ü síntesis: el ilhuitl ‘retorno’ chicoyei cohuatl ‘ocho serpiente’ nos despierta una gran actividad electromagnética, que inspira en los demas el deseo de expresarse, lo que nos permite renovarnos.

Novena Casa: chiconahui miquiztli ‘nueve muerte’

Inicio: 18:43 del domingo 19 de febrero de 2017. Fin: 18:43 del lunes 20 de febrero de 2017.

ð El numeral chiconahui ‘nueve’ trae la identidad diurna de Quetzalcohuatl ‘gemelo verdeazul’, nuestra identidad genómica, con lo que somos inspiradores de solidaridad, de unidad con otros para lograr metas comunes. Como identidad nocturna se nos presenta Tlaloc ‘licor fecundante de la tierra’, lo cual hace que se renueve nuestro potencial de inspirar en quienes nos rodean la decisión de expresar su sentir y su pensar. Como ave llega chalchiuhtotolin ‘totol de jade’, lo cual nos hace esforzarnos muy más allá de nuestro límite, dar de sí más de lo natural.

ð El retorno miquiztli ‘muerte’ es del rumbo mictlanpa ‘hacia entre difunto’, el norte, el rumbo del color yayauhqui ‘ennegrecido’, el rumbo de Tezcatl ipoca ‘espejo su humear’, nuestro instinto de espacio, nuestra identidad «yo cuerpo», que se hace adulta entre los seis y los doce años de edad, para manifestarse como nuestra conciencia ética, que nos impele a fortalecer lo vivo, lo cierto, lo ajeno, lo débil y lo armonioso. Es rumbo masculino, por esto somos audaces, impetuosos. Por ser miquiztli ‘muerte’, somos dados a mostrarnos taciturnos, encerrados en nosotros mismos, reflexionando sobre los asuntos en curso, descubriendo aquellos que ya cerraron su ciclo, lo que facilita que nos desprendamos de ellos. Por también ser Tecziztecatl ‘de entre caracoles’ y Metztli ‘luna’, nos dejamos llevar por las circunstancias, nos inundamos del espíritu de renovación, de cambio.

ð La dualidad chiconahui miquiztli ‘nueve muerte’ nos llena de un espíritu solidario que nos lleva a aceptar colectivamente el final de ciclos que ya concluyeron. En esta novena «casa» nos llega como identidad nocturna Tlaloc ‘licor fecundador de la tierra’, así se refuerza la renovación de nuestro poder fecundador de las ideas y sentimientos de otros.

Ü síntesis: el ilhuitl ‘retorno’ chiconahui miquiztli ‘nueve muerte’ nos une a los demás para reflexionar sobre los asuntos en curso para descubrir los ciclos que ya concluyeron.

Décima Casa: mahtlactli mazatl ‘diez venada’

Inicio: 18:43 del lunes 20 de febrero de 2017. Fin: 18:43 del martes 21 de febrero de 2017.

ð El numeral mahtlactli ‘diez’ posee únicamente identidad diurna, que es Tezcatl ipoca ‘espejo su humear’, nuestra conciencia ética, esta identidad nos impele a asumir un comportamiento con estricto apego a nuestros principios éticos. No se presenta acompañante nocturno. Como ave está presente tecolotl ‘buho’, ave nocturna de grandes ojos que miran fijamente.

ð El retorno mazatl ‘venada’ es del rumbo zihuahtlanpa ‘hacia entre mujeres’, el poniente, el rumbo del color tlatlauhqui ‘enrojecido’, el rumbo de Xipeh Totec ‘dueño de sexo, nuestro protector’, nuestro instinto de placer, nuestra identidad «yo eros», que madura entre los 24 y los 30 años para asumirse como nuestra «nupcialidad», esa potente fuerza electromagnética que nos impele a unirnos de manera permanente con alguien de sexo complementario para disfrutar cotidianamente lo que vemos, lo que oimos, lo que olemos, lo que tocamos y lo que degustamos. Asimismo, este rumbo nos hace protectoes de quienes son más jóvenes que nosotros. Es rumbo femenino, por lo tanto somos muy dados a sentir placer recibiendo lo que viene de los demás, para hacerlo propio y fortalecerlo. Por ser mazatl ‘venada’ somos muy sensibles a lo que ocurre en nuestro entorno, especialmente a los signos climáticos. Por ser Tlaloc ‘licor fecundante de la tierra’ irradiamos confianza a quienes nos rodean, con esto, ellos sienten necesidad de expresar con palabras, escritas o habladas, su sentir y su pensar.

ð La dualidad mahtlactli mazatl ‘diez venada’ nos llena de exigencia interna para comportarnos con apego a lo ético, para esto somos muy sensibles, detectamos cualquier manifestación externa que nos hace concientes de alguna falla nuestra, por mínima que esta sea. La décima «casa» nos hace asumir la identidad nocturna de Xiuhtecuihtli Tletl ‘fuego protector de hierba’, esto nos hace renovar nuestro potencial de propiciar el inicio.

Ü síntesis: en el ilhuitl ‘retorno’ mahtlactli mazatl ‘diez venada’ nos apegamos a un comportamiento ético muy estricto, somos muy sensibles para cualquier falla a este respecto.

Undécima Casa: mahtlactlihuan ze tochtli ‘once conejo’

Inicio: 18:43 del martes 21 de febrero de 2017. Fin: 18:43 del miércoles 22 de febrero de 2017.

ð El numeral mahtlactlihuan ze ‘once’ llega únicamente con acompañante diurno: Yohualtecuihtli ‘protector nocturno’, que son las tres estrellas que forman el Mamalhuaztli ‘intrumento barrenador’, usado para encender el fuego nuevo, mismas estrellas que son llamadas cinturón de Orión por los indoeuropeos. No se presenta acompañante nocturno. El ave presente es alotl ‘guacamaya roja’.

ð El retorno tochtli ‘conejo’ llega del huitztlanpa ‘hacia entre espina’, el sur, el rumbo del color xoxouhqui ‘azul celeste’, el rumbo de Huitzilopochtli ‘zurdo colibrizado’, nuestro instinto de tiempo, nuestra identidad «yo mente», que madura entre los 18 y los 24 años de edad para generar nuestra «impetridad», la fuerza instintiva electromagnética que nos hace aptos para manejar oportunamente los tiempo para conseguir siempre lo que quiere nuestro corazón, protegiendo lo ajeno. Es rumbo masculino, lo que nos hace activos, emprendedores. Por ser tochtli ‘conejo’ somos muy originales, hacemos cosas no previstas, incluso insospechadas, siempre disfrutando. Por también ser Meyahuel ‘fuente sagrada’, somos muy obsequisos con quienes conviven con nosotros, nos nace ser generosos.

ð La dualidad mahtlactlihuan ze tochtli ‘once conejo’ nos llega de manera inesperada, quizás con sueños nocturnos que nos revelan cosas insospechadas, lo que nos alegra. Esta oncena «casa» nos trae como indentidad nocturna a Itztli ‘obsidiana’, lo que hace renovar internamente nuestra capacidad de cortar los comportamientos que no se apegan a lo recto, que se apartan de lo ético.

Ü síntesis: en el ilhuitl ‘retorno’ mahtlactlihuan ze tochtli ‘once conejo’ nos llegan sorpresas, quizás en forma de sueños insospechados, lo cual nos genera alegría.

Decimosegunda Casa: mahtlactlihuan ome atl ‘doce agua’

Inicio: 18:43 del miércoles 22 de febrero de 2017. Fin: 18:43 del jueves 23 de febrero de 2017.

ð El numeral mahtlactlihuan ome ‘doce’ tiene como acompañante diurno a Tlahuizcalpantecuihtli ‘protector de la alborada’, el planeta Venus en su fase de lucero de la mañana, lo cual nos da el poder de adelantarnos a los acontecimientos, vemos los hechos antes de ocurrir. No se presenta acompañante nocturno. El ave presente es el quetzaltototl ‘pájaro verdeazul’, llamado quetzal en castellano, que no soporta vivir en cautiverio.

ð El retorno atl ‘agua’ es del tlahuilcopa ‘hacia el lugar de la luz’, el oriente, el rumbo del color cozauhqui ‘amarillo dorado’, el rumbo de Quetzalcohuatl ‘gemelo verdeazul’, nuestro instinto de pervivencia, nuestra identidad «yo género», que madura entre los 12 y los 18 años para transformarse en nuestra «gemelidad», la fuerza instintiva que nos une electromagnéticamente con nuestros semejantes en forma de un sentimiento de pertenencia colectiva que lleva a la acción política, a siempre hablar con verdad. Es rumbo femenino, lo que nos hace acogedores de lo que proviene de los demás, para incorporarlo a lo nuestro y fortalecerlo. Por ser atl ‘agua’ somos muy adaptables, muy limpios en nuestro actuar. Por también ser Xiuhtecuihtli Tletl ‘fuego protector de hierba’ nos interesa proteger aquellos proyectos que se inician.

ð La dualidad mahtlactlihuan ome atl ‘doce agua’ nos hace adelantarnos a los acontecmientos, con lo cual somos capaces de adaptarnos oportunamente para evitar sorpresas, para proteger lo que inicia. Esta decimosegunda «casa» nos corresponde asumir la identidad nocturna de Piltzinteötl ‘pupila niño precioso’, el sol naciente, con lo que renovamos nuestro potencial de inspirar a otros a descubrir la belleza de su entorno.

Ü síntesis: en el ilhuitl ‘retorno’ mahtlactlihuan ome atl ‘doce agua’ nos adelantamos a los hechos, vemos con antelación lo que va a ocurrir para adaptarnos oportunamenete a lo nuevo.

Trecena Casa: mahtlactlihuan yei itzcuintli ‘trece perro’

Inicio: 18:43 del jueves 23 de febrero de 2017. Fin: 18:43 del viernes 24 de febrero de 2017.

ð El numeral mahtlactlihuan yei ‘trece’ tiene como acompañante diurno a Zitlalin icue ‘estrella su falda’, la fuerza femenina del universo, también llamada Omezihuatl ‘paridora dual’, lo cual nos hace poseer una gran fuerza engendradora, fortaleciendo lo que otros generan para darle vida autonoma. No se presentea acompañante nocturno. El ave presente es toznenetl ‘loro amarillo’.

ð El retorno itzcuintli ‘perro’ es del mictlanpa ‘hacia entre difunto’, el norte, el rumbo del color yayauhqui ‘ennegrecido’, del color blanco nieve, el rumbo de Tezcatl ipoca ‘espejo su humear’, nuestro instinto de espacio, nuestra identidad «yo cuerpo», lo que nos hace vivir, eso que madura entre los seis y los doce años de edad para generar nuestra «gemelidad», la poderosa fuerza instintiva que nos impele a fortalecer lo vivo, lo cierto, lo ajeno, lo débil y lo armonioso. Es rumbo masculino, lo que nos hace ser audaces, emprendores. Al ser itzcuintli ‘perro’ nos nace ser amigables, deseosos de hacer favores, leales. Por ser Mictlantecuihtli ‘protector de entre difunto’ y Mictlanzihuatl ‘paridora de entre difunto’ sentimos mucho apego a nuestra identidad cultural, a asumirnos con la identidad de nuestros ancestros anahuacas.

ð La dualidad mahtlactlihuan yei itzcuintli ‘trece perro’ nos hace muy acogedores de los demás, somos muy dados a hacer favores, a acoger de corazón las propuestas de otros para darles fuerza, para que se hagan independientes. En esta trecena «casa» nos toca la identidad nocturna de Zenteötl ‘fuerza armonizante que unifica’, con esto renovamos nuestra capacidad de generar fuerza unificante.

Ü síntesis: en el ilhuitl ‘retorno’ mahtlactlihuan yei itzcuintli ‘trece perro’ nos imbuye un fuerte sentimiento de amistad, de hacer propios los asuntos ajenos para fortalecerlos, para resolver problemas.

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